
Ya lo saben, nos invadieron los locales de comida peruana. Existen de todo tipo, valor, olor y sabor.
Mi último paseo por Plaza Ñuñoa fue magistral. Luego de estacionar el auto y llegar a la superficie, decidimos darnos un gusto (siempre acompañado de mi fiel escudera, la pololi) y probar el restaurant Proboca. La primera impresión que nos dio fue “!ups, esto es caro!”, pero el hambre pudo más que nuestra billetera y entramos.
Llegamos al segundo piso del local, atendido casi en su totalidad por peruanos. La atención un 7, el lugar es muy sencillo pero cumple con los espacios y la iluminación.
Para comenzar pedimos unos “tequeños”, pequeñas empanaditas de lomo saltado y ají de gallina, simplemente gloriosas. 100% recomendados si no dese
an partir con un ceviche.
De plato de fondo me castigue con un filete con fetuccini a la huancaína, exquisito sabor y literalmente te dejan satisfecho por completo.
Advertencia: si desea postre (tienen una gran variedad) no pida entrada o simplemente no dará abasto de tanta comida. Sabemos que todos acá somos unos gordos lechones pero no queremos una explosión por exceso de comida.
En resumen, hágase un favor culinario y disfrute de la comida que ofrece Proboca. 100% recomendado aunque insisto, barato no es. Ideal para alguna ocasión especial.
Manuel de Salas 162, Plaza Ñuñoa.