
El restaurante Las Tejas (San Diego 236) es el “palacio” de comer barato y abundante. Claro que esta definición la pongo entre comillas porque el lugar es súper feo. Un galpón a mal traer, con sillas y mesas de colegio desgastadas, lúgubre y sin ninguna elegancia. Pero claro, goza de esencia.
Esa misma esencia fue la que me llevó a entrar a la hora de almuerzo un día de semana y sentarme a picar el pan que te ponen junto a un ají y esperar mi mechada con arroz. Ciertamente aquí el plato más tradicional es porotos con riendas y para beber el terremoto, pero por cosas de horario laboral tuve que ajustarme a un plato más liviano y una bebida.
La comida estuvo muy buena, a tono con los 3.500 pesos que pagué, y esperé muy poco en recibirlo. La atención es como te la imaginas, garzones que deben llevar años trabajando y te transmiten esa tradición en sus conversas y picardía.
En resumen de cuentas, hay que ir. Puede que no te guste su apariencia, pero en sabor anda muy aceptable y siempre he pensado que esos sucuchos deben ser visitados. Además, no te gastarás más de 4.500 por un buen plato de comida y su respectiva bebida.
Ojo, no pidas la carta. Es cosa de mirar los muros para encontrar el plato que vas a pedir.