
De paseo por El Quisco con algunos amigos, decidimos ir a almorzar al “El Cordovés”. A primera vista, se ve como un restaurant amplio y que te da cierta seguridad, pues había mucha gente. Sin embargo, la experiencia no fue de las mejores.
Partamos por la comida. Por persona uno gasta al menos $10.000, considerando un plato de fondo y una bebida. En mi caso, me comí un congrio frito a lo pobre ($8000).
El pescado estaba bueno, pero la porción de papas era minúscula y ni hablar de la cebolla, casi no había. El huevo venía desarmado y frío. He comido el mismo plato, mucho mejor y más abundante, por $5000 en marisquerías de Valparaíso.
No obstante, el gran problema fue la pésima atención. Los platos tardaron una hora en llegar a la mesa desde que los pedimos. La mesera a cargo jamás puso servilletas, aceite, sal y condimentos. Tuvimos que ir a buscarlo nosotros, pese a solicitarlo varias veces.
Algunos platos llegaron excesivamente fríos, como el caso de una amiga, cuyo salmón a la plancha debió ser devuelto a la cocina para darle una recalentada que, todo indica, fue hecha en microondas.
Al irnos, ya chatos, solicitamos pagar en forma diferenciada usando RedCompra. A la mesera –que tardó bastante en traer la cuenta- se le cayó la cara. Claramente le daba lata. Media enojada, nos propuso que uno de los comensales realizara el pago y después el resto le transfería. Nos negamos y no le gustó mucho.
Ni se inmutó, eso sí, al preguntar por la propina. Igual le dimos lo que correspondía, aunque claramente no se la merecía. Cabe mencionar que a la hora en que nos retirábamos ya no quedaba tanta gente.