
Por Felipe Saldías.
La primera vez que llegué al “Café Melinka” fue por una polola que tenía una seria adicción a los dulces. Si bien disfruto de las tortas, postres y pasteles, soy capaz de vivir sin ellos, aunque este lugar tiene una calidad y variedad que fácilmente podría transformarme en un vicioso.
Está inmerso en calle Mosqueto 412 (entre Monjitas y Merced) en el barrio Bellas Artes. La infraestructura no acompaña para nada la calidad de sus productos. Es más bien un lugar pequeño con mesas y sillas afuera. Si es quisquilloso, mejor pase, compre y lleve a domicilio.
La atención es relativa. Me ha tocado siempre personal muy simpático y atento, pero la polola de la que les hablé al principio tuvo algunas malas experiencias con el servicio, según me contó.
Lo ideal es concurrir a tomar desayuno o a la hora del té. Los fines de semana siempre está lleno, así que tenga paciencia para esperar una mesa.
La variedad de pasteles es infartante: tres leches, mil hojas, yogurt, ricota, panqueque, Luis XV, kuchenes, pies de limón o nuez, alfajores, etc. Cuesta decidirse, pero créame que cualquiera que elija será un viaje culinario sin retorno. Un café con un trozo de torta oscila entre los $2.500 a $3.600 pesos. Eso sí, la protagonista es la torta, el café es sencillo.
Totalmente de acuerdo… igual la torta de ricota lo encontré media seca… pero cada una de las que se veía era una perdición ñami ñami!!